Sean de izquierdas, de derechas o de centro, lo cierto es que los tránsfugas son un problema democrático de primer orden; puesto que se mueven por un interés individual y no respetan la voluntad que expresaron los ciudadanos a la hora de elegir los representantes políticos de una u otra formación.
Su existencia, no sólo daña los intereses generales, sino que también socava el prestigio de las instituciones parlamentarias. A tenor de lo sucedido en Murcia con el caso de los 7 diputados tránsfugas de Ciudadanos, el socio de nuestro despacho y abogado Juan Ramón Calero esboza en este artículo de Eldiario.es una serie de ideas con las que se puede minimizar el impacto de los tránsfugas en la vida democrática.